Dr. Jorge Alberto Espinosa Reyes / Cirujano Plástico
Aunque solo llevo 14 días de convalecencia estoy satisfecha porque fue algo muy sutil y sobre todo sin marcas. Estoy segura que en algunas semanas estaré súper feliz. Gracias por todo y sobre todo por estar tan pendientes de mí. Gracias
Mujer
Edad: 45 años
Procedimiento: Cirugía de párpados y Cirugía facial
Buena atención, buenos resultados. Importante un especialista en la cara.
Hombre
Edad: 54 años
Procedimiento: Cirugía facial
Estos muy contenta con los resultados de mi operación el doctor Espinosa es una gran persona y un excelente profesional me dio opciones para mi cirugía que nadie me había dada
Mujer
Procedimiento: Cirugía facial
El resultado obtenido en la cirugía está de acuerdo a lo planteado por el cirujano. Me encuentro muy satisfecha con esto. Ya que me ayuda tanto para mejorar mi imagen física como para mejorar mi seguridad.
Mujer
Procedimiento: Cirugía facial
Realmente me siento muy satisfecha con los resultados de la cirugía, es lo que esperaba y no dudaría en recomendar al Dr. Espinosa.
Mujer
Procedimiento: Cirugía facial
Es un excelente médico, yo siempre he dicho que es un mago.
Mujer
Procedimiento: Cirugía facial
Fue una experiencia muy agradable. Quedé muy contenta con los resultados de mi cirugía, el doctor Espinosa y todo el personal médico fueron muy amables durante el proceso, y recomendaría enormemente al doctor Espinosa.
Mujer
Procedimiento: Cirugía facial
Cuando era niña mis compañeros de clase me hacían la vida imposible porque tenía la nariz con una joroba, el mentón un poco salido y mis orejas eran un poco grandes. Me ponían apodos, se burlaban, no me respetaban y no dejaban que me integrara al grupo. Al principio parecía una simple broma entre compañeros, pero se volvió insoportable porque me pegaban, me robaban mis cosas y yo me callaba porque no sabía cómo lo irían a tomar mis papás y pensaba que los profesores no me iban a creer.
La situación se repitió en la universidad y en el trabajo. Me tomó mucho tiempo decidirme y cuando lo hice me mandé hacer una cirugía en la nariz para quitar la joroba y mi vida de Bullying terminó. Nadie me volvió a molestar y ni siquiera se dieron cuenta de lo que me había hecho.
Me decían: tienes algo diferente, ¿Qué te hiciste? Y se terminaron los apodos, las burlas y yo recuperé la seguridad que había perdido. Venía de un maltrato continuado y más allá del bienestar físico y la moderna tecnología, que también eran fundamentales para mí, encontré en el doctor Jorge Espinosa un excelente profesional y un gran ser humano que demostró un sincero interés por mi bienestar emocional. Gracias a lo anterior y a los excelentes resultados de la cirugía recuperé mi amor propio, la dignidad que sentía perdida y la esperanza que va de la mano de la alegría.
Después de esa transformación física y mi recuperación espiritual, han pasado 15 años y mi rostro empieza a verse cansado. Tengo 50 años y sé que el sol, la gravedad y mi costumbre de hacer muchos gestos han hecho que me empiece a sobrar piel y tenga arrugas. Era hora de regresar a donde mi cirujano plástico facial porque no pondría mi rostro en otras manos. Le tengo plena confianza y con su excelente preparación y calidez humana tendré la seguridad que cumplirá por segunda vez mi sueño. Son pocos los médicos que tienen esas virtudes. Ir a su consulta es muy agradable, más que agradable es una terapia. Desde que llego me hacen sentir que soy importante para ellos y cuando sale el doctor con su amplia y sincera sonrisa siento que todo irá bien, su alegría y optimismo son sinónimo de calidad y esperanza.
Me examinó como si fuera la primera vez, me tomó las fotos, me hizo una evaluación muy seria y me dio su diagnóstico profesional, en el cual confío plenamente: Alexandra, te sugiero que te hagas una ritidoplastia acompañada de otros procedimientos para que quedes espectacular.
Te recuerdo que la ritidoplastia no detiene el inevitable paso del tiempo, pero le dará a tu rostro una apariencia juvenil porque se desvanecerán las arrugas que tenías y al tensionar los músculos y la piel recuperarás los ángulos de tu cara. Si lo complementamos con cirugía de párpados superiores e inferiores, llamada blefaroplastia superior e inferior, frontoplastia, láser y rellenos faciales, volverás a tener una cara juvenil.
Tú dedices
El doctor Espinosa me sentó frente al espejo que tiene en su escritorio y me dijo: mira tus párpados superiores ¿Cómo los ves? En ese momento me parecían normales y le respondí. Con las manos me levantó un poco la ceja y de inmediato lo percibí frente al espejo un cambio del cielo a la tierra, al ver mis ojos más abiertos. Continuó mostrándome mi rostro y vi algo en lo cual no me había fijado hasta ahora:
que ya tenía unas bolsas en el párpado inferior y la frente tenía unas líneas marcadas. Y me mostró las bolsas que estaban comenzando a hacerse en mis párpados inferiores, las marcadas líneas de la frente y el cuello comenzaba a parecer el de una tortuga, También me di cuenta que mi mentón estaba más pronunciado y recordé mis viejos apodos por mis orejas.
– Doctor, no creí que estuviera tan mal.
– No se trata de que estés mal, lo que ocurre es que el tiempo le pasa al rostro interna y externamente y si corregimos todo al tiempo se retrasará un poco más el proceso de envejecimiento. Son pequeñas cirugías en una y tendrás una incapacidad para todas.
– Perfecto doctor, confío plenamente en usted. Así que quiero hacerlo y ¿puedo incluir la de mis orejas? Es algo que siempre he querido hacer y nunca me atreví.
– Claro que sí, no hay ningún problema.
Por un rostro más joven
Cada rostro y cada paciente son únicos y así los maneja el doctor Espinosa, quien tiene en cuenta la forma de la cara del paciente, las arrugas que quiere retirar y, especialmente, lo que busca cada persona que desea realizarse una cirugía. La ritidoplastia disimula el envejecimiento del rostro y es diferente en cada uno porque cada persona tiene diferentes características en su piel, sus músculos y su estructura ósea.
Se puede combinar perfectamente con otras cirugías porque se complementan para mejorar la apariencia juvenil del rostro. Con la ritidoplastia el doctor Espinosa tensiona los músculos de la cara y retira la piel que sobra, suavizando las incómodas arrugas y recuperando los ángulos de la cara y del cuello que se habían perdido.
Las cejas vuelven a su lugar con una elevación endoscópica; los ojos se ven expresivos y grandes con la blefaroplastia superior y las bolsas desaparecen con la blefaroplastia inferior. De igual manera, con rellenos faciales recupera el mentón y la mandíbula que se ven menos prominentes por la reabsorción ósea; algunas manchas, arrugas y cicatrices secuelas del sol, el acné, el estrés producidas por el estrés, se retiran con láser.y la otoplastia o cirugía de orejas, ayudan a darle más armonía al rostro.
Te verás natural
Todos tememos que nuestro rostro cambie de una manera extrema. Nadie nos reconocería o se darían cuenta que nos hicimos una cirugía y el temor aumenta si nos hacemos varias cirugías. El doctor Jorge Espinosa es considerado uno de los 100 mejores cirujanos cosméticos del mundo porque busca que sus pacientes luzcan naturales. “Si el resultado no luce natural, no se ve bien”. Cuando el resultado es natural, qué grato es contemplar la felicidad en los rostros ajenos
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Es imposible detener el paso del tiempo, sin embargo los efectos son duraderos. La recolocación de depósitos grasos y la readaptación de la piel que se logra en un rejuvenecimiento facial permiten que muchos de los signos de envejecimiento disminuyen sustancialmente y otros hasta se minimicen totalmente.
De esta forma se ayuda a desacelerar el proceso natural de envejecimiento y por lo tanto, usted sentirá que el proceso natural del paso del tiempo y sus consecuencias pueden ser más lentos. Una persona que se ha realizado una ritidoplastia y consigue un rejuvenecimiento promedio de 10 años, ciertamente lucirá siempre como si tuviera 10 años menos.
Aó nuevo, cara nueva, vida nueva.
Un corazón joven siempre refleja el rostro de la alegría
Cuando abrí los ojos me tomó tiempo saber en dónde me encontraba y discernir si estaba soñando o no. No sentía nada, no me ubicaba. Tardé unos segundos en recordar y aun estando bajo el efecto de la anestesia sabía que habían cambiado muchas cosas en mi exterior que inevitablemente transformaría mi interior.
Estaba en recuperación, en una habitación muy cálida. A mi lado estaba mi esposo quien me tomaba la mano y me miraba con una mezcla de pesar y angustia porque los hombres no son muy buenos para estas cosas. En la distancia escuché ese tono de voz que ya me era familiar, ese tono que amablemente convence a la gente. Un tono tranquilo, pero con la autoridad de quien está seguro de sí mismo porque sabe lo que dice. Era mi cirujano, el doctor Jorge Espinosa, que venía a verme.
Con esa sonrisa que inspiraba confianza y me hacía sentir mejor, me preguntó: ¿Cómo te sientes? Le respondí moviendo mi cabeza afirmativamente y continuó diciendo: “Sonia, todo salió muy bien, ahora gran parte de tu recuperación depende de los cuidados que tengas durante tu posoperatorio. Sé que estarás muy juiciosa para lucir espectacular en tu reunión. Podríamos decir que inicias una especie de retiro dedicado a cuidarte. No vas a sentir dolor ni molestias, pero es importante que sigas al pie de la letra mis instrucciones para que aceleremos tu recuperación.
La buena noticia es que ahora puedes aprovechar el tiempo con los libros y películas que te sugerí que compraras. Pocas veces tenemos tiempo para nosotros mismos y está demostrado que un estado de ánimo feliz y en paz, ayuda bastante en el postoperatorio y si le agregas altas dosis de risa, esta actúa como el mejor de los antídotos. Recuerda que debes tener un vendaje alrededor de la cara uno o dos días para controlar la inflamación y proteger tus heridas; en una semana vienes para quitarte los puntos. Aunque el dolor es mínimo te voy a recetar unos analgésicos para que no tengas molestias.
Cómo te hiciste varios procedimientos no puedes hacer esfuerzos físicos: ni ir al gimnasio, a sauna, turcos o trotar, correr, montar en bicicleta, ni nada por el estilo durante un mes. No pude callar y dije: Pobre Pacho… se va a aburrir mucho. Tu nuevo mejor amigo debe ser el bloqueador solar y debes evitar exponerte directamente al sol por unos tres meses. Tus heridas se van a ver al principio, pero el tiempo las va desvaneciendo. En una semana te puedes comenzar a maquillar y eso te ayudará a sentirte mejor y, de paso, puedes disimularlas. Tampoco te puedes tinturar el cabello durante un mes.
Te reitero que el tiempo de recuperación depende de tu organismo y especialmente de tus cuidados. A lo que le respondí: Doctor, le prometo que me voy a cuidar muchísimo. Mañana ya te puedes levantar, ducharte, lavarte el cabello y caminar suavemente por tu casa. Si te vas a recostar, recuerda que tu cabeza debe estar levantada a unos 30º. No te preocupes por los morados, estos se volverán amarillos y luego desaparecerán completamente, lo mismo que la inflamación. Podrás regresar a tus labores cotidianas en unos 10 o 15 días, dependiendo de cómo vayan evolucionando.
El doctor me dio las instrucciones por escrito, para que no olvidará nada y la salida de la clínica. Como me preocupaba la llegada a mi casa porque no quería que me vieran mis vecinas, que son bastante comunicativas, lleve una pava que no desentonaba por el sol de estos días. Mi esposo manejó con mucho cuidado y me dijo que no creía que pudiera soportar todo eso. Sonreí porque sabía que cuando viera los resultados, esto no le parecería muy difícil. Llegamos a la casa y entré directamente para que nadie me viera. No quise mirarme al espejo porque sabía que aún no era el momento. Me recosté, coloqué música suave, un jazz de Charlie Parker y asumí la mejor actitud.
Las palabras de mi cirujano daban vueltas en mi cabeza porque en verdad quería recuperarme pronto. En dos meses era la reunión con mis excompañeros de colegio y quería verme y sentirme bien.
Seguí una a una sus instrucciones. Me dejé la venda, me recostaba con unas almohadas altas, no hice ejercicio y me dediqué esos días a ser productiva enriqueciéndote intelectual y espiritualmente. A veces es necesario el silencio y la quietud para escuchar nuestro corazón y nuestros propios pensamientos, que muchas veces acallamos con el trajín de la vida diaria, la tecnología, las noticias, la rutina…
Leí, escuché música y vi películas que me dejaban enseñanzas, aunque no voy a negar que también vi unas románticas que nos gustan tanto a la mayoría de las mujeres y que no soportan la mayoría de los hombres.
Volví a ver mis fotos de colegio porque inevitablemente sonrió. Es la época de la amistad sincera, de los que están contigo porque en verdad te quieren y eso lo sabe el corazón, aunque a veces nos engañemos. Es la época en la cual no hay agendas escondidas, es sencillamente el deseo de la amistad por la amistad en sí misma.
Este tiempo me sirvió para darme cuenta de que soy afortunada por esta oportunidad que me permite robarle al tiempo lo que el tiempo me robó. Muchos piensan que debemos envejecer dignamente, pero ¿qué tiene de indigno querer vernos bien y retroceder la película unos añitos?
Sé que el reloj no detiene su marcha y por esta razón esta cirugía me permitirá sentirme bien conmigo misma, ser optimista y saber a ciencia cierta que con el único peso que quiero vivir es con el peso del entusiasmo, entusiasmo que deseo irradiar a los que seres que amo y a los que comparten mi vida.
Rejuvenecer es recuperar la esperanza y como decía Alejandro Dumas: “La esperanza es el mejor médico que existe”.
Seamos como el vino, entre más añejos, más exquisitos.
“Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente que nos hacemos viejos” Profesor Christoph Lichtenberg – físico alemán
Nuestra vida transcurre en medio de contradicciones y la principal de ellas es que nadie quiere morir joven, pero nadie quiere envejecer… pero ¿Sabían que, en Japón, la vejez es signo de estatus? ¿Por qué Miguel Ángel hizo importantes obras después de los 70 años? ¿y que Picasso, Chaplin, Arthur Miller, Cortázar y Sábato fueron creativos durante su vejez? Además, Moisés dirigió a su pueblo después de los 80, Churchill fue primer ministro a los 66 y la Madre Teresa recibió el nobel de la paz a los 69 años.
Lo que demuestran estos ejemplos es que cada persona decide si opta por una vida con alegría o una vida con temores; una vida con esperanza y servicio o una vida sin ilusiones ni oportunidades Cuando somos jóvenes pensamos que nunca vamos a envejecer, que eso les pasa a nuestros abuelos, a nuestros papás, a los tíos, pero no a nosotros.
A las mujeres nos parece que nunca vamos a cumplir los 15 años, los celebramos y el tiempo empieza una carrera de fórmula 1. En esta etapa, los hombres suelen ser menos prevenidos con el tema de la edad, pero llegan los 20, los 30, los 35 y el espejo nos muestra que ya hay una patita de gallo, una canita, barriguita… Siguen pasando los años y la pata de gallo va creciendo, hay más de 20 canas y lo peor, en la calle y los almacenes nos empiezan a decir: señora, y a los hombres: don, y esa es la peor terapia de choque porque sentimos cómo nos ven los demás. Una cosa es como nosotros nos vemos y otra es cómo nos ven los demás… En esta época le damos una propina especial a los meseros que nos dicen: señorita y los hombres la duplican al que les dice; siga joven.
Nos preocupamos y empezamos a prepararnos para tener una buena calidad de vida porque la palabra viejo no está en nuestro diccionario. Comenzamos a hacer ejercicio regularmente, comemos más frutas y verduras, tomamos mucha agua, utilizamos bloqueador y nos cuidamos de exponernos al sol. Como nos dijeron que el cigarrillo envejece, empezamos a dejarlo y lo pensamos dos veces cuando nos invitan a trasnochar porque ahora me salen unas ojeras.
Nos desmaquillamos así lleguemos rendidas, compramos una buena crema hidratante y nos hacemos mascarillas de fresa, pepino, banano y de ajo y cebolla, si nos dicen que son buenas.
En realidad, todos estos cuidados son importantes y nos ayudan a conservarlos bien, pero la principal fuente para prevenir el envejecimiento es conservar una mente juvenil que, sumada a un corazón lleno de optimismo, fe, esperanza y una sonrisa frente a la vida, harán que el paso de los años y las adversidades no lesionen, dañen, ni transformen ese corazón de niño que siempre vivirá en nosotros.
¿Qué puedo hacer?
Frente al espejo nos damos cuenta de que tenemos dos opciones: seguir mirándonos sin hacer nada o buscar una posibilidad que nos permita retroceder unos años y prevenir el inevitable paso del tiempo. Yo decidí que quiero madurar de forma atractiva, especialmente para mí. Y prefiero que me digan a “ti no te pasan los años” a que me digan en el banco: allí es la fila preferencial para la tercera edad, a que me cedan la silla y que me ayuden a pasar la calle.
Aunque estos privilegios tienen sus ventajas, yo quisiera que me sacaran de la fila porque piensan que me estoy colando y poder sacar mi cédula con orgullo y decirles: por mi edad, yo también tengo derecho.
Después de tomar esta decisión, hablé con un médico amigo que me sugirió que fuera con el doctor Jorge Espinosa. Me aseguró que era excelente y que había sido clasificado como uno de los 100 mejores cirujanos faciales del mundo.
Con él vas a encontrar; seguridad para los procedimientos que te vayas a realizar, te verás muy natural y te tratarán como una princesa antes, durante y después de tus procedimientos o cirugías. Saqué la cita y le dije: doctor, tomé la decisión de mantenerme joven el mayor tiempo posible. Quiero que mi exterior revele la juventud que tengo en mi interior. Me dijeron que usted es el mejor y, que puede ayudarme. Cuando me sonrió, sentí que tiene el don de una sonrisa que alegra el día. Hablamos y en pocos minutos parecía que fuera el médico que me atendió toda la vida.
Me tomó fotos y me explicó los tratamientos que más se adecuaban a las “pequeñas” imperfecciones de mi rostro y me mostró cómo podría verme con unas pequeñas correcciones.
Lo primero que me recomendó para prevenir mi envejecimiento unos procedimientos no quirúrgicos: laser, botox y ácido hialurónico. Con el láser desaparecerían las patas de gallo. Me pareció genial porque yo las veía como patas de avestruz. También me ayudaría a quitarme estas ojeras que ahora me acompañan.
También me sugirió que me hiciera una ritidoplastia, cirugía de párpados y que me quitara las bolsas debajo de los ojos, que me daban aspecto de cansancio. Con esta cirugía todo volvería a su sitio: los músculos, los párpados, el cuello, el contorno del rostro… todo será como antes, bien definido… Lo único que me inquietaba era si se vería natural, a lo que el doctor me respondió: Siempre busco que con mis cirugías mis pacientes se vean lo más natural posible.
Le hice caso al doctor en todos los tratamientos de rejuvenecimiento que me hizo para prevenir el envejecimiento y siento que rejuvenecí en mi exterior como en mi interior. Estoy convencida de que, así como te ves te sientes y si mantenemos esa actitud, cuando lleguen las canas, las arrugas y la gravedad nos pase factura, nos daremos cuenta de que nuestro cuerpo sigue envejeciendo, pero es un regalo tener una segunda oportunidad de vernos bien y saber que los resultados pueden permanecer estables por unos 10 años y así podremos ser como podremos ser como un buen vino, que, entre más añejo, es más exquisito. ————————————————————————————-
Si desea ver cómo se siente, lo primero es que busque un cirujano que le garantice que un patrimonio tan valioso como su rostro, esté en las mejores manos. Tenga en cuenta que: pertenezca a la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Facial, que usted tenga la opción de mirar las cirugías que ha realizado y si tiene galardones que lo acrediten internacionalmente, mucho mejor. En Colombia tenemos un cirujano que fue clasificado entre los 100 mejores cirujanos cosméticos del mundo por la International academy of cosmetic, el doctor Jorge Alberto Espinosa Reyes.
La cirugía ya no era un concepto, una foto, un video o una posibilidad, era una realidad.
La noche anterior a la cirugía no dormí bien. Tenía una mezcla de sentimientos: estaba feliz porque recuperaría mi apariencia juvenil pero también sentía ansiedad y un poco de temor que me helaba los pies y las manos. No comí nada porque debía ir en ayunas por la anestesia, pero de todas maneras opté por la alegría que es el mejor antídoto contra la ansiedad y el miedo. Salimos a las 5:45 de la mañana y mientras mi esposo manejaba, tomó mi mano y la apretó suavemente en un gesto de amor y solidaridad que me tranquilizó. El amor tiene efectos tranquilizantes que siempre producen paz. Llegamos a la Clínica, hicimos los trámites de rutina y todos fueron muy amables. Cuando todo estaba listo, apareció el doctor Jorge Espinosa con la sonrisa que lo caracteriza que unidas a sus palabras de seguridad y optimismo, resultaron ser el mejor antídoto contra mi ansiedad y temores. Me cambié, me puse la ropa adecuada para la cirugía y me llevaron a la sala que estaba dotada de equipos modernos. Enfermeras, anestesiólogo, instrumentadora y todo el equipo, se preocupaban porque me sintiera bien, tranquila, segura. Nunca le he tenido miedo a la anestesia, por el contrario, me gusta esa mágica sensación de dormirme para que nada me duela y despertar cuando todo ha pasado. Oré, me colocaron la mascarilla y empezó mi sueño de cambiar, de robarle unos años a los años.
¿Cómo lo hizo?
El doctor Jorge Alberto Espinosa Reyes, sabe lo que hace. Su profesionalismo lo demuestra en la cuidadosa preparación científica que ha tenido, que lo ubicó entre los 100 mejores cirujanos cosméticos del mundo por la International academy of cosmetic. Además, es detallista, extremadamente organizado y con una sincera gentileza que no es común. Tuve varias citas antes de la cirugía; a la última me acompañó mi esposo, quien hizo muchas preguntas.
El doctor se las explicó detalladamente, paso a paso y vi como brillaban los ojos de mi esposo cuando el doctor le mostró mis fotos actuales y una proyección de cómo podría lucir mi rostro después de la cirugía. Quedó muy contento al saber que para el doctor es muy importante que se vea natural.
Está tan entusiasmado con mi cirugía que está contemplando la posibilidad de operarse él también. Le entregué los exámenes que me había solicitado: cuadro hemático, glicemia, pruebas de coagulación, creatinina, TSH, electrocardiograma y el concepto de un oftalmólogo para mi blefaroplastia -increíble, ya utilizó el nombre científico para la cirugía de párpados – Revisó los exámenes y al ver que todo estaba bien, me remitió para que el anestesiólogo me evaluara. El doctor Espinosa nos miró y nos explicó: “Sonia y Francisco, voy a utilizar para esta cirugía anestesia general para que no sientas ningún dolor mientras recuperas tu apariencia juvenil. Es la más indicada de acuerdo con tu edad y porque decidiste realizar la blefaroplastia y la frontoplastia.
“La sala de cirugía está dotada con los mejores equipos técnicos y humanos para que tengas la seguridad de estar en el sitio idóneo para practicarte tu ritidoplastia y demás cirugías, nos aseguró el doctor Espinosa. Tu cirugía dura de 5 a 7 horas y tendrás un día de hospitalización.
Te haré unas pequeñas incisiones en la parte superior de tu rostro que no las notarán los demás porque quedarán camufladas por tu cabello, tus orejas o por la configuración natural de tu cara. Inmediatamente, comenzaré a reubicar los tejidos de tu rostro, te retiraré el exceso de piel y te colocaré la grasa que has ido perdiendo con el paso de los años” Mientras nos hablaba complementa su explicación con imágenes que nos mostraba en su computador. Al verlo exponer con tanta pedagogía y apasionamiento entendí por qué es educador y recordé una frase de Ward, un escritor francés, que leí hace años: “El profesor mediocre, dice.
El profesor superior, demuestra. El gran profesor, inspira”. El doctor continuaba con su explicación, completamente ajeno a mis reflexiones: “Para tu cuello y la parte inferior de tu rostro realizaré unas incisiones muy pequeñas detrás de las orejas y otros lugares donde no se ven. Utilizaré las últimas técnicas quirúrgicas – endoscópicas para optimizar los resultados de tu cirugía de rejuvenecimiento. Como tu cara también ha perdido volumen, aprovecharé para colocarte grasa y ácido hialurónico para que recuperes el volumen que perdiste con los años.
Cuando termine, te colocaré un vendaje alrededor de tu cabeza. De igual manera, te pondré un drenaje para evitar que acumules sangre o líquidos y, si todo va bien, como estoy seguro que será, te lo quitaré antes de 48 horas. Tendrás los vendajes de 5 a 6 días. Es importante que tengas en cuenta que los efectos de tu cirugía no los podrás ver de manera inmediata. Como decía Shakespeare: “¡Cuán desgraciados son aquellos que no tienen paciencia!
¿Qué herida se ha curado en un instante? Aunque estarás ansiosa por ver los resultados te verás inflamada. Ten presente que los verdaderos resultados los comenzarás a ver en cinco o seis semanas. Verás que tu piel tiene una apariencia más juvenil. El espejo será nuevamente tu aliado cuando veas tu cara libre de arrugas, con todo en su lugar, hidratada y bonita…” Un buen doctor aprende a conocer a su paciente porque confieso que él se dio cuenta de que, de paciente, no tengo nada.
El escritor suizo, Francisco de Sales, decía: “En esta vida la paciencia ha de ser el pan de cada día; pero la necesitamos en particular para nosotros, porque nadie se nos hace tan pesado como nosotros mismos Esta cirugía ha sido un gran aprendizaje. Aprendí: el valor de una sonrisa, de una palabra amable, del querer dar al otro lo mejor. Aprendí que la verdadera riqueza está en la paciencia, en prepararse adecuadamente para que el otro sea feliz y, especialmente, aprendí que el alma no envejece, que una cirugía me ayuda a verme mejor y a sentirte mejor.
El mejor aprendizaje fue entender que la felicidad y la vejez son estados del alma y no tienen que ver con la edad porque hay viejos de 20 años y jóvenes de 80.
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El alma no envejece
Cada paciente tiene una historia, una motivación y el sueño de ser feliz recuperando lo que el tiempo le ha ido robando poco a poco.
La cita con Sonia era a las 8 de la mañana; ella llegó 15 minutos antes y nos contó su historia:
“Cuando recibí la invitación para el reencuentro de egresados de mi colegio me sentí feliz: el corazón me palpitaba aceleradamente, y en pocos segundos volví a ser niña, a ser adolescente; comencé a brincar, puse la música de esa época, canté, bailé y empezaron a fluir los recuerdos de mi infancia, las travesuras con mis amigos, mi primera comunión, mi primera fiesta, mi primer novio, los 15 años, el grado, mi uniforme…
Cuánto daría por ponerme nuevamente mi uniforme y vivir un día de colegio –suspiró-. ¿Cómo estará mi primer amor?, ¿lo invitarán? Estuve una semana de excelente humor pensando en mi reunión. Mi esposo y mis hijas también estaban felices, especialmente porque durante esos días no hubo regaños ni cantaleta. Mi espíritu volvió a esos años de sueños, de proyectos, de ilusiones, de alegría, de juventud y de esperanza, donde todo es posible.
Me sentí nuevamente joven y me di cuenta de que mi alma estaba intacta. Todo era perfecto hasta que busqué las fotos de mi juventud y las comparé. Me fui con un amigo que nunca me miente: el espejo, y hasta ahí me llegó la sonrisa porque me vi con los ojos de la realidad y la realidad era que mi cara lucía cansada, tenía una que otra arruguita alrededor de mis ojos, bueno, la verdad, muchas. Mis ojos se veían más pequeños e inexpresivos, porque las cejas y mejillas estaban caídas; los párpados superiores eran más voluminosos, tenía bolsas debajo de los ojos y mi cuello ya no era firme. Mi alma estaba intacta pero mi cuerpo ya no era el mismo. Llorando delante de mi “amigo”, decidí que no iba a ir.
Cuando regresó mi esposo me encontró llorando y me preguntó: ¿Qué te pasó, si estabas tan feliz? Le conté que no iría a la reunión porque me veía vieja y sus palabras me reconfortaron: Estás linda ¿Y crees que a los otros no les han pasado los años? Amiel decía que: “Saber envejecer es la obra maestra de la sabiduría, y uno de los capítulos más difíciles en el sublime arte de vivir”. Con ese argumento volví a sonreír y me fui a Facebook para ver cómo estaban mis compañeros a los cuales no veía hace años. A algunos no los reconocí porque estaban calvos, gorditos o desgastaditos…
En mis compañeras ocurrió algo similar: la que tenía un cuerpazo, estaba gordísima; la gordita se adelgazó, pero estaba muy arrugadita –más que yo- y Caro, la que vivía enamorada de mi novio, que era el patito feo del salón, se había convertido en cisne. Llamé a mi mejor amiga del colegio, hablamos mucho y me contó el secreto de Caro.
¿Quién no luce linda con un buen cirujano? pero tú puedes ir más linda. Tengo el dato de su cirujano plástico facial de Caro, que es uno de los 100 mejores del mundo. Él ayudó a hacerle el ‘milagrito’ con una ritidoplastia. ¿Ritidoplastia? Me dan miedo esas cirugías… las mujeres que se las hacen se ven tan artificiales, como estiradas
– ¿Te pareció Carolina estirada?
– No, si tú no me cuentas, no pensaría que se hizo una cirugía, sino que es ‘mata años’.
– Dime la verdad, ¿tú también te hiciste cirugía?
– Nooo. Le pregunté a Caro por si de pronto me decido.
– ¿Cómo se llama el cirujano?
– El doctor Jorge Alberto Espinosa Reyes
Sin contarle a nadie, saqué la cita y desde que me contestaron me sentí tranquila; fueron muy amables, pacientes y los sentí muy profesionales en las respuestas que me dieron y la verdad, les hice como mil preguntas. Cuando llegué a la cita, el trato fue aún más cálido, pero aun así estaba nerviosa.
El doctor llegó puntualísimo; cuando lo vi, dudé unos segundos diciéndome que no podía ser él, me pareció demasiado joven. Con una amplia sonrisa en su rostro y una inesperada cordialidad en los ojos, avanzó tendiendome la mano abierta y en un tono amable, casi afectuoso, me saludó y me dijo: “Buenos días, dame dos minutos y estoy con usted”. Salió antes de los dos minutos y con una sonrisa, que sentí sincera, me invitó a seguir a su consultorio.
La atmósfera del consultorio era cordial, relajante, me sentía tranquila. Su profesionalismo era evidente y me inspiró confianza, tanta que sin más preámbulos le dije: doctor, voy a reunirme con mis compañeros de colegio ¿Me veo muy vieja?
La reunión es en dos meses ¿Alcanzaré a hacerme algo o mejor no voy? Con un gesto de complicidad me dijo: cuando se encuentre con sus compañeros la verán muy joven y no sabrán por qué. -Doctor, ¿voy a verme natural o estaré sin arrugas, pero parecerá como una máscara? Me da miedo que mis compañeros piensen: se nota que se estiró. – Con voz segura, modulada, acariciadora y muy agradable me dijo: “Si el resultado no luce natural, no se ve bien” Inmediatamente el doctor comenzó a evaluar el daño que el inexorable paso de los años le hizo a mi rostro por la falta de colágeno, por el estrés, los efectos de los rayos ultravioleta del sol y no sé cuántas cosas más.
Me tomó unas fotos y enseguida me mostró qué debía corregir, porque tenía arrugas, manchas, flacidez, bolsas debajo de los ojos y mis párpados superiores, también debían ser operados. Era más de lo que pensaba. Definitivamente una cosa es cómo uno se ve y otra, cómo lo ven los demás.
¿Qué es una ritidoplastia?
Le hice al doctor todas las preguntas que se me ocurrieron: En qué consistía la ritidoplastia, cuánto duraba la cirugía, si necesitaba hospitalización, el tipo de anestesia, si quedarían cicatrices, qué cuidados debe tener, los riesgos y la principal: si estaría lista para mi reunión. Con toda la paciencia del mundo me respondió una a una mis inquietudes.
Sonia, con el paso de los años la gravedad tiene su efecto en el rostro, los tejidos se descuelgan y la piel ya no es tan firme. La ritidoplastia es una cirugía que mejora esos signos visibles del envejecimiento del rostro ¿cómo? De manera estratégica, para que no se noten, te haré unos pequeños cortes y con unos puntos internos te voy a reubicar los tejidos que tienes debajo de tu piel y luego te quitaré la grasa y la piel que te sobra. No es un estiramiento”, me explicó.
El doctor se levantó de su silla, se paró detrás de mí y con las manos me elevó las cejas y las mejillas para que me viera en el espejo y solo con eso, ya vi cambios. Se volvió a sentar y continuó respondiendo: “la cirugía se realiza en un quirófano, con anestesia general, dura de dos a tres horas y es ambulatoria”.Después de la cirugía se te inflama la cara de dos a tres semanas, pero eso depende de cada persona. Tuve una paciente que a los 10 días estaba perfecta, pero es mejor que calcules un tiempo más largo para que puedas guardar reposo y descansar con la cabeza levantada.
No te puedes asolear ni hacer ejercicio hasta que desaparezca la inflamación por completo, para que puedas iniciar tus actividades normales. Todas las cirugías tienen riesgos, hasta la sacada de una muela, pero en esta cirugía no son frecuentes las complicaciones. Estar en manos de un cirujano calificado ayuda mucho a prevenirlas. Hay más riesgo en los fumadores y en las personas que tienen problemas de cicatrización, pero por lo que me dijiste al hacer tu historia clínica, no estás en ninguno de estos grupos. Si te decides, debemos hacer la cirugía a la mayor brevedad posible para que estés perfecta para tu reunión.
Es necesario hacer unos exámenes previos y con estos resultados fijamos la fecha. Tu rostro volverá a ser expresivo y esta es una forma de recuperar la juventud. También te sugiero que te hagas en la misma cirugía una blefaroplastia o cirugía de párpados y una frontoplastia, o cirugía de la frente para que quedes espectacular. La cirugía te ayudará a verte más joven pero los años no se detienen. Mantén un corazón alegre y con esperanza para que tu alma no envejece jamás”
Dr. Jorge Alberto Espinosa Reyes / Cirujano Plástico
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