La cirugía reconstructiva cuenta con técnicas de reparación de tejidos como la utilización de colgajos y sus distintas variaciones. Los colgajos están indicados para cubrir extensiones heridas mal vascularizadas, reconstruir el grosor de los párpados, labios, orejas, nariz y mejillas, almohadillar las protuberancias óseas e intervenir a través de una herida para reparar estructuras subyacentes.
¿Qué son los colgajos?
El colgajo consiste en una porción de piel y/o tejido celular subcutáneo y/o músculo y/o hueso que se movilizan desde una parte del cuerpo a otra, y que mantiene en todo momento un pedículo vascular o punto de unión al organismo con fines de nutrición.
El colgajo debe entenderse como una porción de tejido vivo que se separa de su situación original y que mantiene una conexión llamada pedículo vascular, por medio del cual se alimenta de irrigación sanguínea, hasta que recibe vascularización de su zona receptora.
El recurso de los colgajos puede ser de particular interés para aquellos pacientes que han sufrido remoción de tejidos por cáncer u otras patologías que dejan defectos de cobertura.
Estos pacientes pueden presentar defectos graves, de gran extensión o muy evidentes en tejidos faciales y corporales entre otros. En estos casos se hace necesario el uso de técnicas quirúrgicas para reconstruir los tejidos faltantes.