Tratamientos correctivos con ortodoncia
El tratamiento será distinto para cada caso y el tipo de aparatología dependerá de la posición dentaria y de las fuerzas a realizar. La puntual asistencia del paciente a los controles será determinante en el éxito del tratamiento.
El diagnóstico es la parte esencial del tratamiento de ortodoncia e involucra un proceso de reconocimiento del origen del problema, de las relaciones entre lo esquelético, lo dental, lo facial y lo funcional, y la definición de un plan jerárquico que indique las acciones apropiadas destinadas a dar solución a las necesidades y problemas del paciente.
Una práctica habitual del odontólogo es observar la mordida del paciente.
En realidad el médico lo que observa es la oclusión, es decir la relación de contacto de los dientes, la forma como dientes superiores encajan ligeramente sobre los inferiores. Cuando la relación de contacto de los dientes no es uniforme se le denomina maloclusión. De tal forma que lo que el ortodoncista buscará inicialmente será alinear y equilibrar la mordida, con el fin de evitar problemas en los dientes, los tejidos de soporte de los dientes y los maxilares. Así, la ortodoncia busca mejorar la mordida, el proceso de masticación y el desgaste dental; mejorar la pronunciación, facilitar la limpieza dental y eliminar el dolor maxilar, entre otros beneficios.
Condiciones a considerar previas al tratamiento
Es vital en todo tratamiento el conocimiento de las causas que han ocasionado la equivocada colocación de las piezas dentarias. Siempre es necesario evaluar si la mala posición se debe a problemas de oclusión, a la genética, a problemas periodontales o si es consecuencia de malos hábitos en el paciente.
Si no se evalúan las causas y no se realiza el debido control, es muy posible que el tratamiento se frustre ya que los dientes van a tender a asumir las mismas posiciones iniciales.
Un tratamiento apropiado hará un estudio de los hábitos del paciente que eventualmente pueden provocar un inadecuado o nocivo movimiento de los dientes y desviaciones en la mordida. En este sentido, el ortodoncista evaluará condiciones o malos hábitos en el paciente, que por repetición frecuente alteran la postura y la relación de las bases óseas.
Algunos son:
Cepillado dental defectuoso.
Interposición lingual (ubicación de la lengua entre o contra las piezas dentales).
Presionar los dientes con la lengua.
Succión digital, uso de tetero o mamila durante más tiempo del necesario en la infancia.
Respiración bucal ya sea por razones obstructivas, alérgicas o de malos hábitos.
Contacto prematuro (mordida que desvía la mandíbula).
Bruxismo (hábito de apretar o rechinar los dientes).
Oclusión traumática (mordida anormal que ocasiona una lesión).
Dientes extras, impactados, perdidos, malformados.
Predisposición genética. Maloclusión hereditaria.